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Festival Indyspensable. Auditorio de Villaverde. Madrid (3 junio 2011)

Vie 3 Jun – Festival Indyspensable 2011

Fotos y más cositas en
http://mercadeopop.blogspot.com/2011/06/festival-indyspensable-2011-auditorio.html

Ay la libertad. La libertad llega cuando esa enfermera con la camiseta de los Beatles bajo la bata blanca te dice que ya ha terminado de hacerte el exudado uretral. Momento sólo comparable a cuando un minuto después sales huyendo despavorido por la puerta del ambulatorio de turno y piensas "vale, que os den, me escapé esta vez, aquí ya no me cogéis". Claro que la libertad también puede ser tomar (unas pocas) cervezas (se suplica el consumo responsable) despreocupadas al aire libre una noche de viernes primaveral con música en directo. Madrid es salvaje, Madrid oprime, pero por mucho que Espe diga lo contrario, en ocasiones el gratis total sí existe. Oh, qué ciudad ésta.

Porque gratis y en Villaverde tiene lugar este fin de semana una nueva edición del Festival Indyspensable, con un cartel que pone sobre las tablas a formaciones que ganan, todas ellas, en su versión en vivo. Hay quien afirma sin sonrojarse que gana desnudo. Hay bandas de directo que te dejan bocas. Hay quienes no se dejan fotografiar en bañador en la playa. Hay grupos que mejor se queden en el estudio o en su puta casa. ¿Y los que son-están buenos siempre? Vaya, buena pregunta. Pues incluso esos, mejor en el sudoroso cara a cara. Mejor todos en pelotas, ahora.

Pero oh no, llevan ropajes. The Bright llevan ropajes. Mejor para el sol, hoy no pega. Suenan bien pero está feo que se persone la policía para medir los decibelios. Más feo aún está que les obliguen a cortarse un poquito y no tengan más remedio que bajar el volumen. Sobrios y elegantes, no pega tampoco que el 60 por ciento de su auditorio hoy sean niños jugando con pelotitas y patinando con todo tipo de artilugios futuristas. Hicieron un concierto correcto, demostraron su talento en media hora y con las mismas se largaron. ¿Está hecho el indie folk para el extrarradio de media tarde? Mamás veinteañeras con minifaldas imposibles y tacones kilométricos, dejad que vuestros niños se acerquen al pop. Luego les obligais a bañarse, que llevan toda la tarde revolcándose por el suelo.

Salen Dinero que ya son como de la familia. Después de verles en el Universimad a las 12 de la mañana con otros cuatro gatos tenemos derecho a afirmarlo. Por supuesto se quejan de que la poli es una corta rollos. Algo que no opinan las niñas que, sin apenas pasar de cinco años y apoyadas en la valla, se tapan los oídos ante la que les está cayendo. Como siempre, enérgicos en plan Foo Fighters y convenciendo al público de menos a más, que empieza tímido pero termina aullando. Como siempre inapelables, necesarios y aún infravalorados. Unos pocos niños ya se van recogiendo, obligados no creais, pues les va la marcha cantidad. Pero la mayoría tienen hoy fiesta, se quedan, carta blanca. Cada vez llega más gente pertrechada convenientemente con sus flamantes mediolis. La noche es el reclamo. Festival gratis y litros de cerveza a cuatro euros, apunten.

Para cuando salen Mucho ya es otra historia. Suenan como dios, seguramente gracias a esos ampli Faustone tan jodidamente pintones marca de la casa y que ahora están en boca de todos los entendidos. Vamos, obra de Fausto, su guitarrista, remedo de Keith Richards en sus años mozos en aspecto y, oye, pues también, en ciertas formas sesenteras. Nacidos de las cenizas de los Sunday Drivers y Underwater Tea Party, presentan estos días su álbum debut y hay que reconocer que ya tienen una base de seguidores que les canta y les sigue con cierto fervor. Cosa será de los citados hipnóticos amplis y de los ambientes que Martí, también vocalista, crea con sus teclados. O será que tocan bien, qué hostia.

Hoy todo el mundo está triunfando porque están dejando al público una y otra vez con ganas de más. Lo bueno es que ese desamparo decibélico se cura con el siguiente. En este caso The Sweet Vandals, con vocalista de Villaverde, aunque nunca lo acertarías y se paga a pastizal en BWin. ¿Es la cantante de los Sweet Vandals oriunda de Villaverde? 6 a 1 a que no. Quiero pensar que es de Harlem, pero resulta que sí es del barrio, y se pone al frente de un combo frenético de funk y soul de esos que ya con la primera nota se mean en toda la cacareada modernidad. Hacen un set impecable que recuerda a cuando Jamiroquai era de fiar y que termina a la altura de una Sharon Jones enloquecida. No sé por qué, pero ahora estoy en la barra chapeando al personal rememorando el concierto de James Brown en La Riviera. En ocasiones puedo llegar a ser muy plasta pero, ¿tu has visto al jodido James Brown? Pues eso.

Remata la noche DePedro. Remata la noche el talento. Comienza con 'La Llorona' y en sus cuatro minutos consigue que el Carrefour de la Ciudad de los Ángeles que tenemos al lado parezca el Wall Mart de Tucson. Aprovecho para apuntar que en Page, también Arizona y nada que ver con Jimmy, está el mejor restaurante mexicano que jamás he visitado. Decid que vais de mi parte. Lo recuerdo y me rugen las tripas de aprobación. Luchador de fondo en esto de la música, Jairo ofrece un concierto impecable de principio a fin, con una sensibilidad desbordante y con temazos como 'Te Sigo Soñando', 'Nubes de Papel' o 'Como el Viento'. Fronterizo, vaquero, americanazo, intenso pero también bailón con su rollito Calexico, pasamos de México a los States una y otra vez y a nadie parece extrañarle. Pero estamos en Madrid.

Estamos en Madrid en el festival de los niños. Niños de todas las edades, niños que patinan, niños que corren, niños que vuelan por los aires, niños que derrapan, niños que dan vueltas de campana, niños que se estrellan contra el suelo una y otra vez, niños que lloran, niños que gritan, niños la mar de salaos, niños de todas las edades que no están hiper protegidos, niños salvajes, niños que viven, niños callejeros, niños felices. Niños que levantan medio metro del suelo y bailan con sus mamás como si no hubiera mañana. MQMF's por cierto. Niños que aplauden como locos a hombros de sus papás. Mamás que bailan mientras empujan carritos. Los adultos del mañana se lo pasan teta un viernes en la noche en la ciudad, aunque seguramente dentro de unos años sólo tengan un vago recuerdo de lo bien que se lo pasaron ese día que había conciertos debajo de casa. Eh, yo vi a Rosendo en mi Carabanchel cuando era un ultra mico y lo recuerdo mítico. Indyspensable.

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